De regreso al torque — Arreglando la transmisión y la caja del Ciruelo GTI

Durante un par de semanas noté algo inquietante al manejar el GTI: un clac clac clac metálico que se colaba desde la parte delantera cuando giraba o al pasar por calles empedradas. El sonido era agudo, repetitivo y parecía provenir de las ruedas delanteras. No necesitaba ser un experto para saber que algo en la transmisión estaba pidiendo auxilio.

Ese sonido fue la señal de alerta de que las juntas homocinéticas estaban desgastadas. Estas piezas —que permiten transmitir el movimiento del motor a las ruedas incluso cuando giran— estaban tan deterioradas que ya no solo hacían ruido: estaban en riesgo de romperse en cualquier momento. Y con eso no se juega.

Además, entrar los cambios se había vuelto un pequeño infierno. Había perdido esa suavidad típica del GTI. Al pasar de primera a segunda, o incluso al reducir a tercera, sentía resistencia, como si el sistema de palanca estuviera mal ajustado o agarrotado. A veces tenía que forzar un poco la palanca o hacer un movimiento más preciso para lograr que encaje correctamente. Si bien el embrague no patinaba, el sistema de cambios claramente pedía mantenimiento urgente.

Así que volvimos al taller y se hizo lo que había que hacer:

🔧 Se reemplazaron las juntas homocinéticas completas, junto con sus guardapolvos que ya estaban rotos. Estos guardapolvos cumplen la importantísima tarea de proteger las juntas del polvo y la suciedad, y al estar desgarrados, aceleraron el desgaste.

⚙️ También se cambió el kit de palanca de cambios, compuesto por bujes, piezas plásticas y conexiones que con el tiempo se aflojan o se rompen. Fue impresionante cómo algo tan simple como un par de bujes puede cambiar radicalmente la experiencia al conducir.

El resultado fue inmediato:
El GTI volvió a sentirse firme, sólido y conectado. El molesto sonido desapareció, y ahora puedo hacer curvas con total confianza. Los cambios entran suaves como mantequilla caliente, incluso en frío. No es solo comodidad, es control. Y con un auto como este, eso lo es todo.

Cada kilómetro que manejo después de estos ajustes me recuerda que la transmisión es uno de esos sistemas que solo valoras cuando algo anda mal. Hoy, con todo en orden, el Ciruelo GTI ruge y se mueve con la precisión que merece.

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