El primer ordenador de IA del mundo desarrollado con células cerebrales humanas ha llegado a la realidad

La llegada de la primera computadora biológica

La primera «computadora biológica» del mundo ha hecho su debut en el mercado, lo que podría marcar un avance notable en la tecnología de inteligencia artificial. Desarrollada por la empresa australiana Cortical Labs, el CL1 combina células cerebrales humanas con hardware de silicio, creando así una red neuronal dinámica y capaz de aprendizaje. Este sistema innovador, denominado Inteligencia Biológica Sintética (SBI), promete ofrecer una flexibilidad y eficiencia energética superiores a las de los chips de IA tradicionalmente basados en silicio.

Innovación respaldada por seis años de investigación

El CL1 fue presentado oficialmente en Barcelona y es el resultado de casi seis años de investigación y desarrollo intensivo. Al integrar neuronas cultivadas en laboratorio con un diseño de hardware sencillo pero estable, Cortical Labs da un paso significativo hacia la democratización de la computación neuronal avanzada. La empresa tiene como objetivo hacer que esta tecnología esté disponible para investigadores e innovadores de todo el mundo, ya sea a través de la compra directa de hardware o mediante servicios en la nube.

Funcionamiento del CL1

En su núcleo, el CL1 utiliza una matriz de electrodos en un plano para alojar las células cerebrales cultivadas, que forman una red en constante evolución y aprendizaje. La unidad incluye un sistema de soporte vital para mantener la salud de las células, asegurando así un funcionamiento confiable de la red. Los usuarios pueden acceder al sistema de forma directa o remota a través del modelo «Wetware-as-a-Service» que ofrece Cortical, lo que permite una aplicación versátil en diferentes contextos.

Aplicaciones potenciales y ética en la investigación

Las aplicaciones de este avance tecnológico trascienden la computación convencional. Desde transformar el descubrimiento de fármacos y el modelado de enfermedades hasta revolucionar la construcción de la inteligencia robótica, Cortical Labs sostiene que el CL1 está diseñado para abrir nuevas vías tanto en la investigación científica como en la tecnología aplicada. Su forma de inteligencia más natural podría reducir la dependencia de pruebas en animales, haciendo que la investigación sea no solo más eficiente, sino también más ética.

A pesar de su carácter innovador, esta tecnología también ha suscitado debates sobre las implicaciones éticas de la mezcla de biología con computación. Cortical Labs asegura que ha abordado estas preocupaciones al colaborar estrechamente con organismos reguladores, garantizando un uso responsable de su innovación. Con la disponibilidad comercial prevista para más adelante este año, el CL1 tiene el potencial de redefinir lo que es posible en la intersección entre la biotecnología y la inteligencia artificial.

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